Desempañar la ética y la filosofía de la educación

 

Que la clase se alargue después de la hora y cuando termina, varios alumnos se queden a seguir conversando sobre el tema, es una buena señal. Se deduce que el curso es bueno. Pero no nos quedemos con el adjetivo. “La clave para mí en el ejercicio docente es la manera como entramos en empatía con el alumno y las propias preguntas que trae el alumno; muchas veces, la preocupación por cubrir un programa hace que la educación se vuelva una cuestión deshumanizante porque mi interlocutor se vuelve un recipiente de información, y creo que recuperar la relación alumno-maestro como una relación privilegiada y primariamente humana, hace la diferencia en el ejercicio de la docencia”, comenta el Dr. José Juan Sáinz Luna, quien impartió el curso-seminario de verano  “Filosofía de la educación”, por parte del Doctorado en Gestión de la Educación Superior, del CUCEA.

 

Nuestro centro llama la atención por sus edificios y áreas verdes, y también porque ante la añeja idea de reducto de carreras económico administrativas, el visitante se encuentra con otras áreas del conocimiento como administración gubernamental, tecnologías o gestión de la educación, precisamente. “(Esto) me pareció extraordinario. Y que la doctora (Nayeli) Quevedo tuviera el acierto de incorporar en el doctorado un tema de filosofía y ética. Ya desde ahí considero que estamos abriendo el horizonte a lo que representa el cimiento o el sustento de un liderazgo del que presume este Centro: crear líderes”.

 

¿Pero qué tipo de líderes?

 

“Este curso de ética y filosofía está circunscrito a ayudar a los alumnos a redimensionar la educación; la educación no como un proceso de habilidades, destrezas y capacidades, que a eso hemos reducido la educación. Es parte de, pero no el fin último. El fin último de la educación superior es devolverle a la sociedad un ciudadano crítico, autárquico, que sea capaz de enfrentar no sólo los problemas profesionales o existenciales de la vida, sino que sea capaz de ayudar solidariamente a otros. A la sociedad en su conjunto”.

 

El doctor Sáinz Luna reitera en la esencia de la educación. En la serie de principios filosóficos que sostienen el quehacer de la misma educación. En no malversarla ni mucho menos hacerla un instrumento al servicio del mundo empresarial o de una ideología. “La educación es un fin en sí mismo que ennoblece y dignifica a la persona, que gracias a eso le permite ser solidario e insertarse en la sociedad económicamente productiva; que gracias a eso le permite formar todo un espectro de valores y de derechos humanos”.

 

La plática transcurre en el salón donde se desarrolló el curso, en el área de Posgrados. Algunos alumnos siguen en la charla postclase… Si bien el curso se ofreció a los alumnos del doctorado, también llegaron estudiantes de arquitectura, administración, ingeniería, sociología y hasta literatos. Alumnos de disciplinas muy diferentes interesados en una disciplina en común: la ética y la filosofía en la educación.

 

“El tema de ayer fue justamente la diferencia entre multidisciplinariedad, interdisciplinariedad, transdisciplinariedad. Me parece un acierto el diálogo y el esfuerzo que (estos alumnos) han hecho por entender documentos con los cuales no están familiarizados. Ahí uno como profesor tiene que tener material accesible y pedagógico para generar un diálogo inter y transdisciplinar, en estos días que han sido maravillosos”.

 

El punto deviene en una característica que ha advertido en el alumnado que tuvo en su curso: “Es interesante platicar con los alumnos de cada centro universitario”, dice José Juan Sáinz, “porque se reconocen como parte de la Universidad de Guadalajara”. Es decir, no se miran sólo como parte de su centro universitario temático. “Eso es un punto a favor de la UdeG porque le permite al alumno saberse parte de una comunidad universitaria, que está más allá de estas paredes o de este espacio físico”.

 

Eso ha permitido discutir otro de los puntos del curso. “Ellos empiezan a ver que no puedo ser tan verdaderamente especializado, que ser universitario devenga en una miopía; que ser universitario se vuelva un reduccionismo a mi área y a mi campo, sino que este tipo de materias te permite ampliar el horizonte. Ser universitario es ser un ciudadano capaz de transformar la realidad… no construyo casas como arquitecto; el universitario transforma la realidad que está más allá de construir casas o puentes”.

 

El Dr. José Juan Sáinz Luna tiene más de 30 años dedicados al servicio de la educación, pasando por universidades como el ITAM, la UIA, la Complutense de Madrid; la Universidad de Buenos Aires y en la de Río de Janeiro. Incluso en el mismo CUCEA donde hace tiempo vino a hacer su postdoctorado. “Ha sido para mí un una experiencia que agradezco, ayudar a la universidad a no perder su espíritu fundante, a mantener viva la esencia del motivo por el cual nos llamamos Universidad”.

 

El curso-seminario “Filosofía de la educación” se llevó a cabo del primero al 5 de julio pasado, como parte de los cursos de verano del Doctorado en Gestión de la Educación Superior para sus alumnos y abiertos para la comunidad de la Red Universitaria.

 

Por Francisco Vázquez M.
Fotografía: Samantha Contreras