Sobre metodología cualitativa, entre bifes, deconstrucción y educación.

En Argentina son carnívoros (se llevan a la boca jugosos bifes a las brasas a lo largo de su vida), en México los platillos tradicionales con carne tienen una cocción diferente. Diversidad culinaria. Pero lo que más le atrae de nuestro país, a Carina Viviana Kaplan, es la variedad y el sabor de las frutas. Le encantan… La conversa sobre la comida se da en un receso del seminario que ella vino a impartir a profesores-investigadores de nuestro centro universitario, durante los días 11, 12 y 13 de julio, sobre metodología cualitativa.

 

Su conocimiento sobre México no es sólo gastronómico, sino también en su campo profesional, la educación. Emilio Tenti Fanfani, quien trabajó sobre el oficio del maestro y sobre el modelo educativo mexicano, llegó a la Argentina tras la dictadura, y ella se empezó a formar con él. “Esas fueron mis primeras lecturas luego de la licenciatura en Educación”, comenta. Después, al final de la maestría en Ciencias Sociales, del FLACSO, tuvo una estancia en la UPN y en la UNAM. “Tengo familiaridad con la cultura mexicana, y conozco a las universidades. Me parece que en educación, desde el punto de vista de la escuela rural y todo lo que tiene que ver con los aportes de la formación docente, a nosotros los argentinos nos ha nutrido bastante, hay toda una línea de investigación etnográfica y cualitativa; México ha sido vanguardia en América Latina”.

 

¿En qué sentido México ha sido vanguardia?

 

“En el sentido que fueron las primeras investigaciones donde lo rural, que en general tiene que ver con sectores marginados, con ciertas formas de invisibilización social por parte de la sociedad, la escuela parecía reivindicada. Igual el papel del maestro. Inclusive, muchas de las experiencias, en la Argentina, se están retomando de las formas de socialización y convivencia de la escuela rural. Y mucho se debe a la tradición de la escuela rural mexicana. México es un país con tradición en investigación educativa, y que por la diversidad étnica y cultural, ha dejado muchas lecciones para América Latina con lo que tiene que ver con el pluralismo en la escuela. Y el papel del maestro en contextos de exclusión social”.

 

Carina Viviana Kaplan es doctora en Educación. Trabaja en el campo de la sociología de la educación, en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Nacional de La Plata. Ha publicado “Buenos y malos alumnos: descripciones que predicen”, “Violencias en plural” y “Género es más que una palabra”, entre otros libros.

 

Al CUCEA vino invitada por el Programa de Formación Académica e Innovación Educativa, para participar en un seminario con profesores de diferentes departamentos. “Trabajamos sobre metodología cualitativa, desde un enfoque relacional de los procesos sociales, a partir de dos autores, que son Norberto Elías y Pierre Bourdieu. Intentando deconstruir algunas lecciones teórico-metodológicas, que las investigaciones de estos autores, junto con las propias, pueden motivar a la investigación de los profesores de la UdeG y de los que están en su formación doctoral”. 

 

¿Cómo fue su experiencia al trabajar en el CUCEA?

 

“Maravillosa. La formación disciplinar de base, y el lugar de trabajo es bastante diverso entre los que están compartiendo el curso, así que hay una riqueza inigualable. Y además el doctor Claudio Carrillo lo planteó como un taller, es decir, que la participación, desde la propia experiencia como investigador, hace que compartamos tanto las diferencias como las lecciones aprendidas”.

 

“Estuvimos en la discusión sobre la relación entre las formas del capitalismo salvaje y las formas de subjetivación. Y la preocupación es básicamente la misma que tenemos en nuestros países, porque nos detuvimos a analizar la situación de los jóvenes, el desempleo y los procesos de inclusión, y cómo a veces en las instituciones educativas, esta promesa de que la educación es un factor de igualación está bastante cuestionada. Compartimos de la preocupación por el desempleo masivo de la población, pero básicamente de la población joven, que es a quien nosotros estamos atendiendo desde el campo universitario”.

 

¿Con qué inquietud se queda tras el seminario?

 

“Los procesos sociales están en transformación, pero vivimos en sociedades excluyentes; las sociedades contemporáneas son excluyentes. Y que bueno, la educación tiene un valor importante, pero en el marco de procesos sociales más generales, que tienen que ver con políticas de inclsuión de los jóvenes. A mi lo que más me interesa de México (por lo que me preguntabas) es la interiorización de la cultura indígena; porque nosotros en Argentina, por razones históricas, no tenemos interiorizado lo indígena como parte de nuestra experiencia cotidiana. Y eso se refleja en las investigaciones (mexicanas), la cuestión de la diversidad cultural, la preocupación por los sectores subalternos, indígenas. Pero también como, en lo cotidiano, lo indígena está atravesando las prácticas sociales.

 

¿Qué temas de investigación está trabajando ahora?

 

“Estoy trabajando sobre la violencia en las escuelas, tanto la violencia física como la simbólica, en escuelas que atienden a jóvenes. Ahora estoy estudiando a los sectores marginales en Buenos Aires, que es un estado de los más representativos y con mayor densidad de población, y estamos viendo la evidencia emocional de los jóvenes: cuáles son sus experiencias y sentimientos emotivos en la escuela, cuáles son las razones de conflictividad entre grupos escolares, cómo se estigmatizan entre los mismos estudiantes por el color de piel, por origen social, identidad técnica, sexual. Todo lo que llamamos las prácticas de humillación al interior de las instituciones escolares. Los procesos de inferiorización en ciertos sectores, al interior de los grupos de estudiantes”. 

 

Termina el receso. Los profesores que participan en el seminario han dejado de comer bocadillos y las frutas del almuerzo, y regresan al aula. Antes de despedirse, Carina Viviana Kaplan añade:

 

“Estoy feliz de estar en Guadalajara por vez primera. Me parece impactante el valor simbólico que ocupa la Universidad en el marco del estado y en general. Me parece que la universidad mexicana tiene anclaje en la sociedad, y es un espacio reconocido y reivindicado… Quizá en lo que tengo cierta distancia”, se queda pensativa una fracción de segundos, “es en todos los estudiantes que se quedan fuera, incluso teniendo los méritos. Las universidades todavía son instituciones selectivas. Pero que eso es una preocupación por la democratización, que creo se ha avanzado mucho. Pero nos queda un largo camino por recorrer”.

 

Texto y fotos: Francisco Vázquez M.