Modelo económico, jóvenes migrantes y el comercio, tema del Foro Permanente

En la tercera reunión del Foro Permanente sobre la Crisis y la Relación México-Estados Unidos, efectuada el día 14 de febrero de 2017, se abordaron los temas del modelo económico neoliberal que adoptó el país desde los años ochenta, la vulnerabilidad y los retos que enfrentan los jóvenes de origen mexicano en Estados Unidos y el comercio y sus expectativas en el marco de revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan). Los ponentes fueron, respectivamente, los doctores Mauricio Ramírez Grajeda, Nicté Castañeda Camey y Rafael Espinoza Ramírez.

 

Mauricio Ramírez, en los antecedentes de su tema, recordó que México inició el siglo xx siendo un país agrícola y fue hasta la década de los treinta cuando se fortaleció la actividad industrial, dentro de un modelo económico de sustitución de importaciones. Entendió que siendo un país débil, si abría sus fronteras al comercio internacional las naciones más fuertes se apoderarían de su economía, por eso se volvió proteccionista. Este modelo estuvo vigente hasta los años setenta, cuando entró en crisis debido a la deuda externa del país; el déficit en su balanza de pagos provocó que dejara de tener un tipo de cambio peso-dólar fijo, y la política cambiaria fue dejar el precio de la moneda a la libre flotación, es decir, que el mercado fijara su valor. Con ello, el peso mexicano tuvo la primera de varias grandes devaluaciones ocurridas desde entonces.

 

Luego de la crisis de 1982, México se abrió al capital extranjero y adoptó el modelo neoliberal. A mediados de la década, el país se incorporó al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (gatt, por sus siglas en inglés). Cambió un sistema económico de base importadora por otro de base exportadora. Los objetivos eran captar inversión extranjera directa y aumentar sus exportaciones. Mauricio Ramírez dijo que el problema de no generar divisas se revirtió, pues se obtuvieron a través del comercio, el turismo, las remesas de mexicanos en Estados Unidos e incluso de flujos ilegales.

 

Pero el flujo más importante de divisas se debió a las exportaciones de petróleo. Por este motivo la economía de México empezó a depender en buena medida de los hidrocarburos, incluso en sus finanzas públicas. Aunque el país estableció tratados de libre comercio con diferentes países y se incrementaron las exportaciones, hasta hace dos años alrededor del 35 por ciento del gasto del gobierno procedía de los ingresos petroleros. Las caídas de los precios del petróleo han obligado al país a depender menos del hidrocarburo, sobre todo en los últimos años, cuando ha bajado su producción.

 

En 1994 entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan), con el que México se volvió socio comercial de Estados Unidos y Canadá. Se intensificaron los intercambios de mercancías entre los tres países gracias a la reducción de aranceles, lo cual detonó el comercio y la inversión extranjera directa en el país. La supresión o disminución de aranceles atrajo a inversionistas de otras naciones con el atractivo de que podrían vender fácilmente sus productos en los tres países miembros del tlcan, el cual se volvió el principal motor de la economía mexicana porque ha facilitado la entrada de divisas. Al tlcan vino a sumarse en 2016 el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (tpp, por sus siglas en inglés), con el cual se podría comerciar con más países en condiciones similares.  

 

Sin embargo, se presentó en Estados Unidos el escenario menos conveniente para México: el triunfo electoral de Donald Trump, el más fuerte opositor a los tratados firmados por su país. El mismo día que asumió la presidencia estadounidense anunció la salida de su país del tpp y que solicitaría la renegociación del tlcan. Además, amenazó con expulsar a los inmigrantes ilegales, entre ellos los mexicanos, lo que reducirá la presencia de ellos en Estados Unidos y, por lo tanto, las remesas que envían a México.

 

Dada la incertidumbre por el nuevo entorno internacional, ante la suspensión del tpp y la renegociación del tlcanMéxico se volvió sumamente vulnerable, pues sus exportaciones están en riego por su excesiva dependencia de ellas, de ahí que el ponente sugiere reducirla, así como de las remesas, pues cada día es mayor el número de mexicanos que trabajan en Estados Unidos y quieren vivir allá y no solo trabajar para luego volver al país. Por ejemplo, los poblanos ya tienen su residencia en Nueva York y se identifican con esa ciudad.

 

Mauricio Ramírez afirmó enfáticamente que a raíz de la nueva situación seguramente ocurrirá lo siguiente para México: se cancelará el tlcan, se expulsará a millones de mexicanos y sin duda Trump cumplirá su palabra de construir el muro en la frontera con México que les prometió a sus votantes. Sin embargo, dijo, no debemos alarmarnos tanto, la cancelación del tlcan tomaría un buen tiempo porque debería ser aprobada por el congreso de aquel país, además de que no resultara muy afectado porque aún cuenta con la Organización Mundial del Comercio (omc), y puede explotar su propio talento con sus empresarios. Agregó que se puede aprovechar la empresarialidad de los retornados al país.

 

Terminó diciendo que no debemos subestimar el daño que Trump puede causar a México, que no ha entendido qué está pasando en realidad. Que el nuevo presidente estadounidense es un psicópata, un supremacista y, puesto que México es el rival más débil en esta relación, la situación va a ponerse muy dura y la gravedad del tema es mucha.

 

La segunda presentación, a cargo de Nicté Castañeda, se centró en la vulnerabilidad de los jóvenes mexicanos de 15 a 29 años que viven en Estados Unidos, abordó el tema con base en un estudio en el que ella participó. Se refirió a la vulnerabilidad de ellos en aspectos como su condición socioeconómica, el acceso a servicios de salud, su baja escolaridad y la relación familiar; a su condición migratoria, laboral, etc. Dijo que se encuentran segregados, con empleos mal remunerados, inestabilidad y baja calificación laboral. Son vulnerables por su situación migratoria desde el momento en que deciden trasladarse a Estados Unidos, en su tránsito y su destino, ahora hasta en su retorno a México como deportados.

 

Todo esto les produce inestabilidad, angustia, depresión y estrés. Por sus características familiares, viven en condiciones adversas, con pocas oportunidades; no ejercen sus derechos, por eso no pueden defenderse. Aunque son jóvenes, llegan a padecer diabetes y obesidad, deben soportar altas temperaturas en los campos de trabajo y mala calidad del agua que beben. Pero no todo es negativo, pues de alguna manera tienen movilidad social, una experiencia de vida y las remesas que envían a México son útiles para la sobrevivencia de sus familias.  

No obstante lo anterior, estos jóvenes migrantes son de importancia para el desarrollo de Estados Unidos, que históricamente ha utilizado la mano de obra barata de los migrantes mexicanos documentados e indocumentados.

 

El estudio de Nicté, realizado en 2015, encontró que viven en Estados Unidos 2.4 millones de jóvenes mexicanos de 15 a 29 años, que representan el 29 por ciento de los inmigrantes nacionales en ese país. El 54.3 por ciento son hombres y el 45.6 por ciento mujeres; no estudiaron la secundaria el 45.6 por ciento, y la terminó el 32.2 por ciento. Tan solo el 14.7 por ciento tienen la ciudadanía estadounidense, y el 62 por ciento no recibe servicios médicos. Un hallazgo relevante del estudio es que el 21.2 por ciento declaró que no estudia ni trabaja, por lo que en esta forma se pierde un activo valioso. Muchos se encuentran en lo Joseph Stiglitz considera la pérdida del activo más valioso y son los más vulnerables.

 

Concluye que los jóvenes migrantes en Estados Unidos que son de origen mexicano viven en una situación preocupante. Se pregunta cuáles serán los escenarios de vulnerabilidad a su retorno, pues se espera que de alguna manera regresen muchos de ellos al país. Ella percibe que, dadas las condiciones actuales de México, se triplicaría su vulnerabilidad.

 

Rafael Espinoza abordó el tema de las perspectivas del comercio entre México y Estados Unidos. Al respecto, dijo que por el proyecto de Trump el tlcan puede ser revisado e incluso cancelado. El presidente estadounidense tiene dos grandes pendientes respecto a nuestro país: la construcción de lo que falta del muro fronterizo y la renegociación o suspensión unilateral del tlcan. Dada la vecindad de ambos países, es un tratado “supernatural”, como dice Jeffrey Frankel, y hay dinámicas gravitacionales, como diría Paul Krugman; pero aunque se cancelara, de cualquier manera, ambos países seguirían teniendo comercio. Si no se cancela habrá una renegociación.

 

Cuando se firmó, en 1994, estaban en la mesa de negociaciones el petróleo que tenía México y la industria manufacturera de Estados Unidos. Las cosas han cambiado, aunque parece que Trump no se ha enterado de que Estados Unidos ya dejó de ser un país industrial —su manufactura está en China— para convertirse en otro de servicios y que incluso le conviene su déficit con México. Dijo Rafael Espinoza, el tlcan se ha vuelto obsoleto y hay que rearmarlo, pero no es fácil cancelarlo porque en sus cláusulas se establecen penalizaciones si esto se hace de manera unilateral. Sin embargo, Trump puede decir “nos salimos”, y Estados Unidos se sale del tratado.

 

En el peor de los casos, agregó el ponente, el tlcan puede ser objeto de una profunda renegociación, pero el comercio persistirá porque negocios son negocios tanto para los mexicanos como para los estadounidenses; renegociar puede perjudicar a México de alguna manera pero beneficiarlo de otra. Desde luego que Trump puede cancelar el tlcan, e incluso puede pasar sobre las normas de la omc. Pero a los estadounidenses sí les importa el comercio con México; incluso la provisión de droga a través del país puede convertirse en una bomba porque los vendedores finales son estadounidenses, están allá y son los que más se benefician; ellos la venden hasta en diez veces el precio que pagan por ella. El peligro es que por ahora México no tiene flexibilidad para reorientar su comercio a otros países, por eso se amarró al tlcan.

 

Por otra parte, agregó Rafael, para México lo mejor es aprovechar esta coyuntura, pues no se debe seguir dependiendo totalmente de Estados Unidos. El país no debe dormirse en sus laureles, puede avanzar por otros derroteros; debe ser flexible para generar otra dinámica de comercio; hacer una reestructuración industrial, una transición, cambiar su planta productiva. Pero los mexicanos debemos ponernos de acuerdo aquí; tal vez tengamos en casa al villano, y no necesariamente es Trump. Al loco de allá no se le puede tocar, pero sí a los locos mexicanos.

 

Sugiere que el presidente Trump podría no terminar su administración de cuatro años. No cree que dure mucho tiempo en el cargo, e incluso hay apuestas sobre su permanencia en él.

 

Texto: División de Economía y Sociedad

Foto: Erik Castro