El cinturón de seguridad sí funciona

Utilizar el cinturón de seguridad disminuye en 80 por ciento la posibilidad de morir al sufrir un choque automovilístico, afirmó el piloto profesional Luis Miguel Díaz Castell -el "Chapulín" Díaz-, durante la conferencia "Pilotos por la seguridad vial", que tuvo lugar en el núcleo de auditorios del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), de la Universidad de Guadalajara.

Este centro universitario es la primera sede educativa en Jalisco en la que inician las actividades de la campaña "Pilotos por la seguridad vial", luego de que el Gobernador del de Jalisco, maestro Aristóteles Sandoval Díaz, la fundación Carlos Slim, la Escudería Telmex y la Cruz Roja Mexicana firmaran el mes pasado un acuerdo de colaboración. A través de este convenio, todas las universidades pueden sumarse a los esfuerzos que se realizan en la entidad a favor de la seguridad vial.

El "Chapulín" Díaz detalló que 72 por ciento de los accidentes en los que muere alguien dentro de un vehículo, se debe a que no traía cinturón de seguridad. Este debe ser utilizado también por los que viajan en los asientos traseros. "Si un conductor choca y trae el cinturón de seguridad, de poco podría servirle si el que está sentado atrás no lo trae, ya que este último podría salir disparado como proyectil y desnucar a la persona que maneja el vehículo". Resaltó también la importancia de traer casco cuando se maneja una bicicleta o motocicleta, ya que reduce hasta 70 por ciento la posibilidad de sufrir lesiones graves en un accidente.

Otra medida es abstenerse de ingerir bebidas embriagantes. "Un simple sorbo de cerveza ya cambia la percepción que la persona tiene del peligro. Con dos cervezas, el tiempo de reacción es más lento, se sobreestima la velocidad y hay problemas de coordinación. Con tres cervezas hay una falta de percepción de la distancia, problemas de visión y somnolencia de la persona que las toma", agregó el "Chapulín" Díaz.

Dijo que si alguien se va a subir a un camión, a un taxi o al automóvil de un amigo, y ve que el conductor no está en óptimas condiciones para manejar, mejor que no lo haga. Explicó asimismo que manejar rápido no significa manejar bien, y puede ser peligroso. Chocar al conducir a una velocidad de 80 kilómetros por hora es como si alguien cayera de un edificio de siete pisos; a 140 kilómetros por hora, a una caída de 22 pisos; un choque a 220 kilómetros por hora, a una caída de un edificio de 54 pisos. "Es importante respetar los límites de velocidad. Las autoridades no inventan las velocidades máximas para las que están diseñadas las carreteras y las avenidas".

Indicó además que no hay que tener distractores al conducir. Twittear, ver el facebook o mandar mensajes por teléfono celular reducen la visión que se tiene del camino. "Una persona que cierra tres segundos los ojos a cien kilómetros por hora recorrería un estadio de futbol. En tres segundos pueden pasar muchas cosas a esa velocidad".

El piloto señaló que, además de las medidas mencionadas, hay que respetar los códigos de conducción, proteger a los niños instalándolos en asientos apropiados, parar de manejar cuando hay cansancio, ser corteses y respetar a los demás a la hora de conducir y mantener en óptimas condiciones el vehículo.

Uno de cada seis vehículos sufre un accidente cada año en México. El costo promedio de un accidente vial es de 24 mil pesos. Los accidentes viales provocan pérdidas materiales por 121 mil millones de pesos al año. 73 por ciento del parque vehicular a nivel nacional no está asegurado.

El acto protocolario que marcó el inicio de la campaña "Pilotos por la seguridad vial" fue presidido, entre otras personalidades, por el maestro José Alberto Castellanos Gutiérrez, Rector del CUCEA; el maestro Jaime Reyes Robles, secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología estatal; el maestro Luis Gustavo Padilla Montes, director general de Educación Superior, Investigación y Posgrado de dicha secretaría y la maestra Ana Laura Chávez Velarde, directora general de Seguridad Vial de la Secretaría de Movilidad estatal.

Texto: Martha Eva Loera

Foto: Elizabeth Espinosa