Guerra de Independencia no trastocó economía colonial

El movimiento de Independencia no trastocó la economía colonial. En los sitios geográficos donde hubo intensos enfrentamientos durante el periodo 1810-1821 fue afectada la economía de manera temporal, pero no en otros puntos de la Nueva España. La productividad para la década de 1830 ya estaba recuperada. La creencia de que el siglo XIX fue un siglo de crisis económica y de anarquía política es un mito, señaló el doctor en historia Jorge Silva Riquer, durante la presentación de su libro La producción y los precios agropecuarios en Michoacán en el siglo XVIII. El mercado regional colonial.

Silva Riquer dijo que no encontró información que indique que haya habido desabasto en las ciudades durante la guerra de Independencia; lo que quiere decir que había productividad. Algunos especialistas afirman que muchas personas que se incorporaron a la lucha armada sufrieron los estragos de una baja productividad agrícola; también se dice que los caminos, durante la lucha independentista, se desarticularon. Eso no es verdad. "Seguían funcionando. Las huestes insurgentes y realistas, los arrieros y comerciantes los utilizaban. Los nuevos datos invitan a un replanteamiento sobre algunos factores que incidieron en el movimiento armado".

El investigador subrayó que la productividad en Michoacán, en el periodo 1692-1803, se incrementó entre cinco y diez por ciento. "Era muy alta para ese tiempo, tomando en cuenta que en el campo no había herramientas sofisticadas: todavía era utilizado el arado y el azadón; en cuanto al riego, era muy artesanal; hay sustitución de semillas, pero no semillas mejoradas; se empieza a utilizar el fertilizante animal, pero no hay buenos fertilizantes. Estamos hablando de una tecnología muy incipiente".

El también investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, explicó que no hubo capital suficiente en el siglo XIX para transformar la agricultura en una capitalista. En la Nueva España no hubo incentivos económico y tecnológico necesarios que posibilitaran un cambio para una agricultura de mayor productividad.

Para el doctor Carlos René de León Meza, investigador del CUCEA, Silva Riquer en su libro hace una invitación a los académicos de Jalisco para que opten por investigar los diezmos en la época colonial. Esto prácticamente se ha realizado sobre todos los obispados, pero una excepción es Guadalajara, que era uno de los obispados más grandes territorialmente.

La maestra Patricia Gutiérrez Moreno, profesora investigadora del Departamento de Impuestos del CUCEA, detalló que los diezmos representaban un impuesto que se cobraba sobre la producción agrícola y ganadera en la época colonial. Por lo tanto, es la fuente más cercana para que los investigadores puedan hacer estimaciones sobre montos totales de producción en la época colonial.

Los diezmos constituían diez por ciento del monto total de lo que se producía en la agricultura y la ganadería. Lo recaudado se utilizaba para el sostenimiento de la Iglesia, los clérigos, la construcción de templos y una pequeña parte se enviaba a la Corona español. Los únicos que estaban exentos del pago del diezmo eran los indígenas cuando sembraban maíz u otros productos locales.

La investigadora resaltó el poder hegemónico y de autoridad como ente fiscal que jugó la Iglesia en el periodo colonial, con una estructura recaudadora que permitió llevar un registro exacto de la producción de sus fieles para que, llegada la fecha, pudieran reportarse con el pago del diezmo.

El texto fue presentado en el auditorio del Centro de Recursos Informativos (CERI) del CUCEA.

Texto: Martha Eva Loera

Foto: Diego Gómez