Investigan posible relación entre radiación electrónica y leucemia

UdeG y Centro Médico de Occidente del IMSS realizan estudio

Oblatos, Tetlán y Cerro del Cuatro son las colonias con más prevalencia de niños con leucemia, según un estudio de la Universidad de Guadalajara y el Centro Médico de Occidente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). En estos sitios también hay diversas antenas de telecomunicaciones, por lo que los especialistas de ambas instituciones investigan si ambos factores tienen relación.

 

Un equipo interdisciplinar de neurólogos, pediatras, oncólogos, hematólogos y el ingeniero en electrónica y académico de la UdeG, Jesús Leonardo Soto Sumuano, estudian 125 casos de niños con leucemia para saber si estas antenas inciden en la salud de los menores.

 

Próximamente incluirán a los que son atendidos en los Hospitales Civiles, por lo que tendrán cubierto el 92% de casos de esta enfermedad en la zona metropolitana.

 

Aunque el estudio está en proceso, Soto Sumuano afirma que sí podría haber una relación entre cáncer y la radiación que emiten las antenas de telefonía celular, radio, televisión o radiocomunicaciones. También el daño podría ser potenciado por otros factores sociales y ambientales.

 

En 2011, la Organización Mundial de la Salud alertó en un comunicado que las emisiones electromagnéticas de radiofrecuencia pueden considerarse como posibles carcinógenos. Esto las equipara en peligrosidad al plomo.

 

El universitario explica que este tipo de radiación no ionizante, puede dañar a quienes son más sensibles a las ondas electromagnéticas que emiten. “Puede que muchas personas se sientan bien, pero si tengo esa hipersensibilidad y estoy muy expuesto, puede ser que me detone algún problema que a otra persona no”, dice.

 

Algunos de los primeros síntomas que dichas personas podrían presentar son fatiga, náuseas o taquicardia que “pueden parecer normales”, afirma el especialista.

 

El investigador adscrito al Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas, indica que la sobreexposición puede estar tan cerca como el techo de una casa, pues hay empresas que pagan a la familia para poder instalarlas, sin advertirles del daño que podría causar a mediano y largo plazo.

 

Esto triplica el riesgo para los niños que padecen algún tipo de cáncer, ya que, además de estar muy cerca de un alta de radiación, también reciben el campo magnético en frecuencia baja (60 hertz) que emiten los transformadores que alimentan de luz a esas antenas.

 

Señala que la legislación mexicana en esta materia es muy laxa, pues no hay normatividad municipal ni federal para regular la instalación y ubicación de las antenas.

 

“Las autoridades tendrían que definir dónde se pueden poner que no dañen a población y luego ver a qué potencia se debe emitir, que esté dentro del estándar o norma internacional. Son principios precautorios”, concluyó.

 

Texto: Mariana González

Fotografía: Abraham Aréchiga